Este sábado me fui al RAI (Recursos d’animació Intercultural) que tiene una pequeña sala de teatro en Ciutat Vella, el centro histórico de Barcelona.
Quería ver un clásico del teatro moderno, la segunda función de Las Criadas de Jean Genet bajo la dirección de Rosario Arena . Su tesis es supuestamente “Quererse en la esclavitud no es quererse” — así se podía leer en la hoja de introducción.
Es difícil dar su opinión de una escenografía cuando no se ha visto nunca esta obra anteriormente y sin mas información. Así con las criadas de Jean Genet. He visto obras de Jean Genet cuando estaba en Paris, así El balcón en el teatro de Odeón y una lectura escenificada de “Estricta vigilancia”. También “Querella de Brest” – la película de Fassbinder basada en la obra de Genet.
Contrastaba con mi última salida cultural, de hecho, se trata de un verdadero Anti-Siegfried. En la obra de Wagner, nada más que hombres, y la mujer la más guapa, el pájaro del bosque, escondida. En la obra de Genet, tres mujeres, las dos criadas y la Señora. El espacio cerrado donde actúan me recuerda “La Casa de Bernarda Alba” de García Lorca (sobre todo por la (omni-)presencia de las mujeres), y también en un menor grado Huis Clos de Sartre.
A Jean Genet no le importa tanto las relaciones sociales, deja ver las relaciones sentimentales. Las dos criadas Solange (Elisabeth Bolós) y Clara (Merce López) no están conectadas al mundo exterior. Este lechero de que hablan no aparece. Por lo contrario, la señora (David Magdalena) puede dejar este universo y encontrar a su amante. Trata a las criadas bien, casi como miembros de la familia. Cambiando los papeles las criadas pueden ver la realidad de la señora, en el juego pueden acceder a una realidad que le esta denegado.
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